
La canción "Que baje tu gloria" nació en un momento de profunda intimidad con Dios, durante una noche de adoración en la Parroquia San Antonio de Padua, en el Bronx, New York. Fui invitado a ministrar frente al Santísimo Sacramento y, en medio de la oración, una hermana que dirigía la adoración me dijo con convicción:
“Dios puso en mi corazón, hermano Marvin, que te dijera que en este momento Él quiere un cántico nuevo. Que no te preocupes, que solo cantes, porque Él te va a inspirar.”
Fue en ese instante, guiado por la fe y la unción del Espíritu, que comenzó a fluir la melodía y las palabras de esta canción. Los versos iniciales brotaron como un susurro del cielo, y a lo largo de los meses siguientes, cada vez que adoraba, el canto se volvía más fuerte, más claro y más completo.
Una canción que no podía faltar
Desde aquella noche, "Que baje tu gloria" se convirtió en una constante en mis momentos de adoración. Dios la seguía completando en cada encuentro, en cada silencio, en cada lágrima derramada a Sus pies. Esta canción no fue escrita en un escritorio, fue vivida y revelada en presencia de Dios.
Una noche inolvidable en San Patricio
Tuve la bendición de interpretarla en vivo durante la Vigilia de Pentecostés desde la Catedral de San Patricio en New York. Aquí puedes ver el video completo de esa interpretación:
Fue un momento que jamás olvidaré. Puedes conocer más sobre este evento en este reportaje especial, o ver la vigilia completa en YouTube.
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